Fábrica de Levaduras Leviatán y Flor
31 octubre, 2023*** En 2008, inició un proyecto para rescatarlo y convertirlo en parte de un Centro Comercial llamado “Puerta Tlatelolco”
¿Te gustan los panes y pasteles? ¿Sabías que detrás de esos deliciosos productos hay una historia de más de un siglo? Hoy te voy a contar sobre la fábrica de Levaduras Leviatán y Flor, la pionera en la producción de levadura en México.
Esta fábrica fue fundada en 1912 por dos empresarios judíos, Isaac Leviatán y Jacobo Flor, quienes llegaron a México huyendo de la persecución en Europa. Ellos se dedicaron a producir levadura para panaderías, un producto muy demandado en esa época, ya que el pan era un alimento básico para la población.
Los hermanos José y Manuel Leviatán, dos inmigrantes judíos que llegaron a México huyendo de la persecución en Rusia. Ellos trajeron consigo el conocimiento y la experiencia para elaborar levadura de alta calidad, un ingrediente indispensable para la industria panificadora.
La fábrica pronto se convirtió en un referente para los panaderos y pasteleros de la ciudad y de otras ciudades del país, que acudían a comprar la levadura fresca o seca que se vendía en barriles o cajas.
Allí, emplearon a cientos de trabajadores, muchos de ellos también judíos, que formaron una comunidad muy unida y solidaria.
La levadura se fabricaba con harina, agua, azúcar y una cepa especial de hongos que se cultivaba en grandes tanques. El proceso era artesanal y cuidadoso, pues se requería mantener una temperatura y humedad constantes para que la levadura creciera y fermentara adecuadamente.
Martin Oyamburu señaló, la historia de la estancia Leviatán y Flor, una de las más grandes y productivas de la Patagonia, tiene sus raíces en 1913, cuando cuatro socios decidieron adquirirla por la suma de cien mil pesos oro.
Manifestó, estos socios eran Martín Oyamburu, Braulio Iriarte, Félix Aramburuzavala y Pablo Diez, inmigrantes vascos que llegaron a Argentina con poco más que sus sueños y su firme voluntad de trabajar. Juntos, lograron edificar un imperio ganadero que se extendía por más de 300 mil hectáreas y que llegó a contar con más de 100 mil ovejas.
A mediados de la década de 1930, se construyó el edificio que se muestra en la foto, el cual aún se conserva y forma parte del centro comercial “Puerta Tlatelolco”.
La fábrica de Levaduras Leviatán y Flor se caracterizaba por su innovación tecnológica y su calidad. En ese lugar se instaló la maquinaria más moderna para producir levadura a mayor escala y con mayor eficiencia.
El edificio tiene una torre con el nombre de la empresa y una estrella de David en la cúspide, como símbolo de su identidad y orgullo. Además, tenía una imagen muy llamativa, pues su logotipo era un leviatán, un monstruo marino de la mitología hebrea, que simbolizaba la fuerza y el poder de la empresa.
El edificio tiene un estilo art déco y cuenta con una torre con el nombre de la fábrica y una escultura de una flor, el símbolo de la marca, todavía se puede apreciar en el Eje 2 Norte (avenida Manuel González). Este edificio fue diseñado por el arquitecto Carlos Obregón Santacilia, quien también proyectó el Monumento a la Revolución y el Palacio de los Deportes.
La fábrica de Levaduras Leviatán y Flor funcionó hasta 1985, cuando cerró sus puertas debido a la competencia de otras empresas y a los cambios en el mercado.
El edificio quedó abandonado y deteriorado, hasta que en 2008 se inició un proyecto para rescatarlo y convertirlo en parte de un Centro Comercial llamado “Puerta Tlatelolco”. El proyecto buscaba conservar el valor histórico y arquitectónico del inmueble, así como generar empleo y desarrollo para la zona.
Sin embargo, su legado sigue vivo en la memoria de los vecinos, los clientes y los trabajadores que formaron parte de esta historia. La fábrica de Levaduras Leviatán y Flor fue más que una empresa, fue una institución que contribuyó al desarrollo económico, social y cultural de México. Hoy, no produce levadura, sino que alberga oficinas, tiendas y restaurantes.
Hoy en día, el edificio de la fábrica de Levaduras Leviatán y Flor es un testimonio de la historia y la cultura de México, y un ejemplo de cómo se puede recuperar el patrimonio industrial para darle nuevos usos y funciones.
Algunos dicen que por las noches se escuchan los ruidos de las máquinas y el olor a pan recién horneado. Otros aseguran que han visto la sombra de un enorme leviatán emergiendo del techo. Lo cierto es que la fábrica de Levaduras Leviatán y Flor es un lugar lleno de historia y misterio.