
Crónica: las sombras que se esconden en Tlatelolco
8 abril, 2025*** No verlos no significa que no existan

Por Ignacio Arellano y Gricelda Domínguez
Con Tlatelolco, Ciudad de México, martes 8 de abril. – La noche del 7 de abril no fue como las demás. Bajo el puente de Flores Magón, donde el hormigón rezuma historias rotas y el aire huele a ceniza fría, no había nadie. Ni mantas ajadas, ni colchones hundidos por el peso de cuerpos exhaustos, ni murmullos entre la penumbra. Solo el eco de los pasos oficiales rebotando contra el vacío.
**EL SILENCIO QUE DELATA**
El operativo estaba anunciado: un despliegue de voluntarios, funcionarios y trabajadores sociales recorrería Tlatelolco para ofrecer ayuda a quienes duermen en sus rincones. Pero esa noche, los andadores se habían tragado a sus fantasmas.
—*Aquí siempre hay gente. Hoy no hay ni un alma. Alguien les avisó* —susurró un residente tlatelolca, los ojos brillando entre las sombras como los de un animal acorralado.
Los edificios de la Unidad Nonoalco, testigos mudos de masacres y terremotos, observaban impasibles. En el Jardín de “La Pera”, junto a la Estación de Policía “Nonoalco”, solo una pareja se aferraba a un banco, como náufragos en un mar de concreto. El resto había desaparecido.

**LA RED INVISIBLE**
No era magia. Era estrategia.
—*Cuando hay operativos, se esfuman. Luego vuelven* —comentó otro residente, encogiéndose de hombros, como si hablara de cucarachas y no de seres humanos.
¿Quién los alertó? ¿Un policía compasivo? ¿Un funcionario con doble moral? ¿O simplemente el instinto de supervivencia que une a los excluidos en una telaraña de señales silenciosas?
Lo cierto es que el sistema se repite: **la miseria se esconde cuando llegan las cámaras, pero resurge al amparo de la indiferencia**.
**LOS NÚMEROS QUE NADIE VE**
Entre 70 y 100 personas duermen a la intemperie en Tlatelolco. El 35%, ancianos cuyas arrugas guardan décadas de abandono. El 20%, mujeres cuyos nombres se borraron de algún registro oficial. Solo el 10% ha pisado un consultorio médico en el último año.
Los albergues no dan abasto. Las promesas tampoco.

**LA SOLIDARIDAD COMO ACTO DE RESISTENCIA**
A pesar del teatro del desalojo preventivo, esa noche hubo gestos que valían más que un discurso.
—*No es solo dar una manta. Es recordarles que existen* —dijo una joven con voz quebrada por el frío.
Pero ¿de qué sirve la solidaridad si el sistema sigue empujando gente hacia las sombras? ¿Si los desalojos, los salarios de hambre y la burocracia del desprecio siguen fabricando indigentes?
**TLATELOLCO: ESPEJO DE UNA CIUDAD ROTA**
Esta no es una crónica sobre personas sintecho. Es una crónica sobre “los que prefieren no verlos”.
Porque la verdadera pregunta no es “¿dónde estaban esa noche?”, sino “¿por qué seguimos permitiendo que desaparezcan?”.
Los andadores de Tlatelolco, como los de toda la ciudad, seguirán hablando. En sus grietas, en sus esquinas vacías, en el miedo de los vecinos y en la dignidad obstinada de quienes se niegan a ser borrados.

**#NadieEnLasSombras** es solo un hashtag. La realidad es mucho más oscura.
**Contacto: ** Equipo de Comunicación de Personas Prioritarias.
**Porque la indiferencia también es violencia. **
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*Nota: Los nombres y testimonios han sido respetados según su solicitud de anonimato. Las cifras son estimaciones basadas en informes de campo. *