¿Herradura o cintura central de tugurios?
26 julio, 2022Por Luis Arellano Mora
En la mayoría de los estudios sobre Tlatelolco, si no es que en todos los casos, se utiliza indistintamente los términos “herradura de tugurios” y “cintura central de tugurios” al referirse a la zona como se encontraba previamente a la construcción del Conjunto Urbano. Pero cabe hacer una necesaria diferenciación.
En su forma general, la denominación “herradura de tugurios” se remonta a la publicación, en 1952, del resultado del estudio realizado por el Departamento de Estudios y Proyectos del BNHUOPSA sobre el tipo de vivienda existente a mitad del siglo pasado en la Ciudad de México, la cual hacía referencia a una franja de habitación decadente que formaba, precisamente, una figura de herradura que circundaba el vetusto centro de la capital del país, hoy conocido como Centro Histórico.
Como se aprecia en el plano tomado de la revista Estudios –la revista bimestral que editaba BNHUOPSA, en ese entonces a cargo de Adolfo Zamora– se representa el área ocupada por la Ciudad de México, su división administrativa en ocho cuarteles señalados con números romanos y el área de la “herradura de los tugurios” señalada con un achurado; es decir, resaltando la superficie mediante líneas paralelas.
Es entonces que Mario Pani inicia un exhaustivo estudio para erradicar los tugurios, pues desde su perspectiva estos impedían la sana expansión de la ciudad capital, en momentos que la prosperidad en el país comenzaba a dar pie a la formulación de políticas de vivienda con enfoque social mediante la promoción de vivienda asequible, con créditos para trabajadores de bajos ingresos.
Ante este panorama, novedosos y revolucionarios preceptos de la arquitectura funcionalista se presentaban como la solución tanto del problema de la vivienda de bajo costo como de la vivienda insalubre.
A instancias del entonces director del Seguro Social, Antonio Ortiz Mena, Pani estudió desde 1958 la regeneración del centro capitalino y su área periférica inmediata a la que denominó “cintura central de tugurios”, ubicada precisamente en el área central de la “herradura”.
La zona base de estudio se caracterizaba por la “alta densidad de población, la que vivía en las peores condiciones de habitabilidad, hacinamiento y promiscuidad”, según la tesis del propio Pani, con cuya remodelación se impulsaba la descentralización orgánica y reestructuración y rehabilitación de sus barrios, con la finalidad de que llegaran a ser autosuficientes en sus servicios y en su economía.
Resultado de tales investigaciones es el proyecto de “regeneración urbanística de Nonoalco-Tlatelolco”.
Hay que destacar que en los dos estudios mencionados participó el Taller de Urbanismo, el mismo que en 1948 Pani abrió junto con el arquitecto José Luis Cuevas, convertida en la escuela de urbanismo más importante de la época.
Recientemente, Ernesto Aréchiga Córdoba, profesor investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), dio a conocer el Plano de la herradura de tugurios en su estudio “Entre el hogar y el tugurio. La lucha de los trabajadores por la vivienda en la ciudad de México, 1910-1930”.
En el que abunda que “el estado ruinoso de las casas de vecindad constituyó uno de los argumentos esgrimidos en la década de 1950 por el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas (1952) y por el Instituto Nacional de Vivienda (1958) para promover un proyecto de construcción de viviendas departamentales modernas (…) siguiendo los principios de la Carta de Atenas y teniendo como modelo las ideas arquitectónicas y urbanísticas de Le Corbusier (Tomas, 2004). Para los técnicos de ambas instituciones, las vecindades eran tugurios que había que echar abajo. Sin embargo, una serie de factores se combinaron para frenar el proyecto que sólo se aplicó de manera parcial en la construcción de la gran unidad habitacional de Nonoalco Tlatelolco”. 1
En el resto de la “herradura”, hacia el oriente de la Ciudad de México, no fue posible poner en práctica el proyecto de regeneración, en parte por falta de fondos para financiar una obra de gran magnitud, en parte por el desinterés del sector inmobiliario por participar en esa empresa y en parte por el surgimiento de movimientos vecinales en los barrios de Nonoalco, Tlatelolco y Tepito que preveían, con toda razón, la inminente expulsión de sus hogares, así como la incapacidad de comprar la nueva vivienda construida, como finalmente sucedió en Ciudad Tlatelolco, llamada así pomposamente una vez que fue traicionado su carácter de habitación popular.
1. Aréchiga Córdoba, Ernesto. “Entre el hogar y el tugurio. La lucha de los trabajadores por la vivienda en la ciudad de México, 1910-1930”. Estudios del ISHiR, 26, 2020. ISSN 2250-4397. Investigaciones Socio Históricas Regionales, Unidad Ejecutora en Red–CONICET. Vol. 10, Núm. 26.